Octubre es el mes en el que te toca ir todo el día con la chaqueta a cuestas porque refresca por las mañanas, por las tardes... e incluso puede entrarte frío si vas por la sombra y se mueve algo de viento.
Al igual que nosotros, hay perros que son más sensibles al frío que otros, principalmente debido a la cantidad y grosor del pelaje, a la edad, al estado de salud en el que se encuentre y al peso del animal.
Por tanto, podemos decir que los perros que generalmente tienen más predisposición a tener frío son los perros de pelo corto y raza pequeña, como pueden ser los chihuahuas y los pinschers, los perros de complexión delgada y pelo corto, como es el caso de los whippets y los galgos y también los mestizos de estas razas o similares. Por último, también sufren más el frío los perros senior (a partir de 7 u 8 años), los cachorros y los que tienen problemas de salud.
Además de estos factores que vienen determinados principalmente por la predisposición genética de cada animal, pueden darse situaciones concretas donde nuestro peludo pase frío y muestre señales de ello.
Señales de que tu peludo tiene frío:
- Temblores o escalofríos. Quizá se trate de la señal más obvia, pero, al igual que nosotros, el cuerpo de nuestros peludos reacciona así para tratar de mantener el calor.
- Se hace “una bolita”. Si nuestro peludo se acurruca y se hace un ovillo, es muy posible que esté intentando utilizar su propio calor corporal como protección ante un ambiente demasiado frío para su gusto.
- Oídos y patas frías. Las orejas de nuestros peludos son un reflejo bastante fiable de su temperatura. Si están muy frías (principalmente por las puntas), significa que la temperatura corporal es inferior a la habitual, que suele oscilar entre los 38 y 39 grados. Las patas frías también indican esto mismo.
- Comportamientos repentinos. Si durante un paseo, nuestro peludo de repente hace un amago de correr, se sacude, o se sienta repentinamente, es muy probable que esté manifestando su disconformidad con la temperatura ambiente.
- Lloriqueos. Una última llamada de atención que muestra que nuestro peludo está pasando frío puede manifestarse en forma de pequeños lloriqueos o ladridos.
Si has notado ya o notas alguno de estos síntomas en tu peludo... ¡es hora de actuar!
Durante el paseo puedes protegerle del frío con un jersey o una chaqueta acolchada y una vez lleguéis a casa, ten preparado un rinconcito con una cama o una cueva bien mullida y una súper manta donde pueda acurrucarse y recuperar su calor corporal. ¡Te lo agradecerá!