Desde que recuerdo ser consciente me han encantado los animales, yo era de esas personas que si veía por ahí un perro o un gato ya me lo quería llevar a mi casa.
Mi primer perro se llamó Super, en honor al perro del grupo musical Parchís. Este grupo (para quién no los recuerde) tuvo una gran repercusión en el panorama nacional allá por los años 80 e incluso a día de hoy sigue sonando su “Cumpleaños feliz” para muchas de estas celebraciones. Pues en sus películas compartían este éxito con un perrito mestizo que sabía hacer todos los trucos imaginables, y de ahí vino el nombre de mi primer compañero.
Recuerdo ese día como si fuera ayer, estaba deseando que me dejaran tener un perro en casa, y cuando aparecí con Super, mi madre me miró y me dijo las palabras soñadas: “Bueno, si me prometes que te vas a responsabilizar de sus cuidados, formará parte de nuestra familia”. Y así es como pasé a ser el niño más feliz del mundo y empecé a cuidar de Super lo mejor que pude, aprendiendo a entenderlo, respetarlo y quererlo de esa forma tan única, especial y pura que caracteriza el amor por los animales.
A mis 13 años entró a la familia un gatito al que decidimos llamar Copito. Sí, ya sé que es un nombre muy cursi, pero a mi favor diré que no fui el único responsable de tomar esa decisión. Copito llegó para llenar el vacío que nos dejó Super y curar nuestra tristeza. Compartimos muchos años de felicidad juntos. Fue mi primer gato y tuve claro que desde luego no sería el último.
Pasaron los años, la adolescencia y la temida edad adulta, donde empiezas a encauzar tu vida y a orientarte laboralmente. Pasé años en trabajos distintos de sectores diferentes, pero ninguno me llenaba, realmente no me imaginaba de aquí a 10 años haciendo lo mismo que hacía en ese momento. Ante esta perspectiva, decidí lanzarme de cabeza a mi sueño: trabajar en el sector de la mascota. ¿Qué podía perder? Era mejor intentarlo que haberme quedado siempre con la duda de qué hubiera pasado. Y después de muchos nervios pero sobre todo, muchas ganas, en el año 2010 nació con muchísimo corazón Vidanimal.
Como ocurre en muchas ocasiones, los principios fueron duros. Nos esforzamos mucho durante los primeros años para conseguir estar a la altura de lo que consideramos que todos vosotros merecéis para vuestras mascotas: una tienda de confianza a la que poder acudir con la tranquilidad de que, por encima de todo, existe una preocupación real por el bienestar del animal, por lo que siempre aconsejaremos e intentaremos ayudar a resolver cualquier problema de alimentación, salud, higiene y cuidados generales de forma sincera y honesta, dejando a un lado el beneficio económico, y donde por supuesto también disponer todo tipo de accesorios para hacer más cómoda, divertida y feliz la vida de todos los peludos.
Por suerte, este esfuerzo se vio recompensado con cada vez más clientes (muchos han pasado a ser amigos) satisfechos, por lo que decidimos apostar por trasladar esta cercanía a otras dos localizaciones, primero Altabix y a principios de este año en Sector V, con el fin de poder daros la mejor atención posible y la opción de elegir el establecimiento que más se adecúe a vuestras necesidades, bien por distancia hasta casa o hasta el trabajo, por facilidad de aparcamiento o por cualquier otro motivo. Para nosotros, lo más importante es estar cerca para poder asesoraros en todas vuestras inquietudes.
Sin duda, si después de estos 11 años miro hacia atrás, solo puedo sentirme orgulloso y muy feliz de haber tomado aquella decisión. He conocido peludos que me enamoraron y también se llevaron un trocito de mi corazón con ellos.
Este sector hizo que conociera lo mejor de mi vida, mis perros. Elvis, Olay y Bahía.
Elvis tiene 11 años y sin duda sigue siendo mi mejor compañía, solo con mirarlo nos entendemos, y no puedo estar más agradecido de que a día de hoy siga conmigo. Me ha enseñado uno de los aprendizajes más grandes (y a la vez más simples) que hay en la vida, pero que muchas veces pasamos por alto: valorar las pequeñas cosas.
Bahía es el pequeño terremoto que en solo un añito se ha ganado nuestro corazón y se encarga de sacarnos una sonrisa cada día.
Ellos son mi motor ahora y siempre, ellos han hecho mi vida más feliz y plena.
Por eso Vidanimal, mis clientes y sus peludos me han cambiado la vida, a día de hoy puedo decir con total seguridad que soy feliz y de esas personas que tienen la fortuna de levantarse con ilusión cada día por seguir aquí 11 años más tarde, por el equipo tan maravilloso que tenemos y que ha ido formándose y creciendo con nosotros a lo largo de los años: Fran, Cristina Magaña, Lorena, Ana, Feli, Cristina Malagón, Elisa, Javi y Alba. Muchas gracias por estar ahí.
Y sobre todo a todos los peludos que han llegado a nuestra vida y por desgracia nos han dejado, siempre antes de lo que nos gustaría, porque por muchos años que nos acompañen siempre se nos harán cortos, y por supuesto a todos los que hacen que mi vida sea la que es.
Muchas gracias