Cuando las ganas de vivir superan cualquier obstáculo que la vida ponga por delante

Cuando las ganas de vivir superan cualquier obstáculo que la vida ponga por delante

¿Sabéis qué es la parvo?
La parvovirosis canina es la enfermedad viral o infecciosa más ampliamente extendida. Afecta sobre todo a los cachorros. Por eso se le da tanta importancia a la correcta pauta de vacunación y que los cachorros no pisen el suelo hasta no tener todas las vacunas.

¿Cómo se puede detectar la parvo?
Si tu cachorro (aunque puede verse afectado hasta los 2 años) tiene vómitos, gastroenteritis hemorrágica (vómitos y heces con sangre), fiebre, leucopenia (descenso de glóbulos blancos en la sangre) y linfopenia (descenso de linfocitos en la sangre), está presentando todos los indicadores tentativos de un diagnóstico clínico.
Pero entonces… ¿Qué hago si mi cachorro está vomitando mucho y no hay sangre? Pues como deberíamos hacer en cada comportamiento anormal que veamos en nuestro perro, acudir inmediatamente al veterinario para que en este caso, le haga un test rápido. Si da positivo en parvo, tendrá que quedarse ingresado. Por desgracia, esta enfermedad tiene una tasa de morbilidad muy alta, es muy importante detectar este virus lo antes posible, y son pocos los cachorros que sobreviven. Por suerte, Leia fue una de ellas.

 



Hoy os vengo a contar el caso de Leia. Leia, mi cachorrita de 2 meses, la niña de mis ojos, mi todo en momentos difíciles, empezó un sábado como otro cualquiera, jugando, haciendo travesuras y comiendo. Nos teníamos que ir y la montamos en el coche. Ahí empezó a vomitar por primera vez. Yo pensé tal vez sería por el ajetreo de haberla subido tan rápido al coche y no le quise dar más importancia. Sin embargo, una vez llegamos a dónde teníamos que ir, volvió a vomitar, y siguió así hasta vomitar 5 veces durante la misma mañana (sin sangre ninguna). Al llegar a casa por la tarde la notamos muy apagada y decidimos no dejar pasar más tiempo e ir al veterinario. Le hicieron el test correspondiente y mis peores pesadillas se hicieron realidad... Leia había dado positivo en parvovirosis.


Una vez tuvimos claro el diagnóstico nos fuimos corriendo al hospital veterinario Fénix, que acababa de abrir apenas hacía un mes. Recibimos un trato excelente, las chicas nos atendieron enseguida.

Desde el primer momento le pusieron fluidos para evitar que se deshidratara a causa de los repetidos vómitos. La veterinaria nos dijo que fue una actuación rápida por nuestra parte, ya que muchos dueños de cachorros no hubieran acudido al veterinario solo por los episodios de vómitos y la falta de ánimo que Leia tenía. Nos dijeron que para superar el virus de la parvo habían varios factores importantes a tener en cuenta:


- La detección temprana (para evitar el avance del virus en la medida de lo posible).
- La edad del cachorro (para poder conocer el estado de su sistema inmunológico).
- La raza y el peso.
- Las ganas de vivir del cachorro.

Leia se quedó ingresada con 2 meses y 8 kilos. Fue la primera en inaugurar los boxes de enfermedades infecciosas del hospital veterinario.
La mañana siguiente después del ingreso comenzó con diarreas y vómitos con sangre. Desprendían un olor tan desagradable que hasta ella misma se asustaba. Tenía que seguir ingresada. En un primer momento pensaron que podía ser un falso positivo, porque esa misma semana la vacunamos contra la parvovirosis canina, pero por desgracia no fue así.

Al cuarto día de estar ingresada, de administrarle fluidos y comida vía sonda, veíamos cómo Leia no mejoraba. Esa noche las veterinarias me dijeron que sería la decisiva para ella, que podía vivir o podía morir.  Afortunadamente, a la mañana siguiente recibí la llamada de las veterinarias (como todos los días que estuvo ingresada, contándome cómo iba) diciéndome que Leia había superado la noche, que no estaba perfecta, pero que lo peor ya había pasado.
Aunque me moría de ganas, no me la podía llevar a casa todavía, tenía que seguir controlada y con los fluidos para volver a los niveles de hidratación normales y estabilizar su organismo. Una semana después, por fin Leia volvió a casa, pero con mucha medicación y mucho control, ya que se quedó pesando solamente 5 kilos. Había perdido 3 kilos en esa semana que había estado ingresada.

A día de hoy no queda ni rastro de haber sufrido ese virus, es una perra de 3 años y medio, feliz, traviesa, risueña y siempre esperándote para saludarte. Estoy eternamente agradecida con todo el personal veterinario que atendió a Leia durante esas semanas tan amargas, sin ellos Leia no estaría aquí conmigo.

Y por supuesto gracias también a Leia por haber luchado todos los días como una jabata, por querer aferrarse así a la vida y quedarse conmigo. Mi Leia lo es todo para mí, es mi mayor apoyo en los momentos malos, mi alegría en lo bueno, mi compañera de vida y de viaje. Como digo siempre, es la princesa de mi vida, y le doy las gracias por todos los momentos que coleccionamos y los que nos quedan juntas.
Te quiere mami”

 

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